“…Cuando nosotros escribimos pretendemos decir algo, lo que escribimos no puede quedar en un vacío, una cosa vana, un limbo. Eso es un reto, un compromiso que deben tener no sólo los que escribimos, sino todo artista.”
José Gabriel Núñez. (2014)
“Yo no puedo escribir en contra de lo que creo”
José Gabriel Núñez. (En http://100entrevistas.blogspot.com/2009/06/jose-gabriel-nunez.html)
“Cuento historias de personajes oscuros, que han quedado a mitad del camino al no poder traspasar la frontera de este nuevo país al que me han empujado. Prostitutas, pusilámines, marginados, perdedores. Lo paradógico es que no he podido evitar añadirles una dosis de humor” José Gabriel Núñez. Theatron. P5
INTRODUCCIÓN
Cuando en el Círculo de Investigación y Creación Dramática –Cicred- decidimos iniciar el Proyecto “Adoptemos una obra de José Gabriel Núñez” no dudé en seleccionar “Tómate una Pepa de Lexotanil”. Como Psicóloga, particularmente Psicóloga Transaccional, esta obra despierta en mí la fascinación de ver ese gran punto de encuentro entre la Dramaturgia y la Psicología, por cuanto ambas buscan, por vías distintas, el estudio y comprensión de la condición humana. Además, tanto la Dramaturgia como la Psicología sirven de espejo de lo que estamos siendo y de lo que podemos llegar a ser como personas contribuyendo así a la superación y transformación de lo humanamente humano.
Cuando se llega al final de “Tómate una Pepa de Lexotanil” tenemos la certeza de que es una obra para crear significado y transformar al lector/espectador invitándolo a una profunda reflexión acerca del amor al otro, el amor a sí mismo, la vida, la muerte y las relaciones humanas.
LA OBRA
“Tómate una Pepa de Lexotanil” fue escrita en el año 2005, y junto a “Cerroprendió”, “Dos de Amor”, “La Mantis Religiosa” y “Pobre del Pobre” marca una nueva etapa en la vida de José Gabriel Núñez, según se desprende de los materiales documentales (impresos y digitales) consultados.
Aunque la obra está inspirada en un hecho concreto de la vida cotidiana de José Gabriel Núñez , el autor tardó cinco años para dar a luz esta pieza de carácter intimista en formato de comedia negra, la cual fue estrenada el 20 de octubre de 2007 en el Laboratorio Anna Julia Rojas bajo la dirección de Ibrahim Guerra con las actuaciones de Beatriz Núñez, como Olvido; Rebeca González, como Ausencia, y Juliana Cuervos, como Gloria, los tres personajes de la pieza.
Desde entonces “Tómate una Pepa de Lexotanil” ha sido representada de manera continua en distintos escenarios tanto nacionales como internacionales, en algunas ocasiones con montajes bastante acertados en cuanto al argumento y el tema de esta compleja pieza de profundidad psicológica, y en otras con montajes que la tergiversan, banalizan y distorsionan.
La complejidad dramática de esta pieza, escrita en tono de humor negro, drama y tragi-comedia, aunado a la profundidad psicológica de los personajes, perfectamente delineados y justificados por Núñez a lo largo de la acción dramática, constituye un reto para quien quiera lograr un montaje que le haga honor al planteamiento del autor. Destaco por este motivo el montaje del “Teatro La Rancheria” bajo la Dirección de Jesús Gómez, presentado recientemente en Argentina (agosto 2015) con el título “Olvido, Ausencia y Gloria” (Los tres personajes de “Tómate una Pepa de Lexotanil”) y la cual pueden ver completa por You Tube en https://vimeo.com/137724905. Esta propuesta logra crear la atmósfera de encierro, claustro, obsesión-compulsión y opresión que trasluce el mapa emocional de la obra caracterizado por emociones oscuras (rabia, resentimiento, miedo, angustia, cinismo, evasión, nostalgia, confusión, impotencia, sátira, ironía, dolor) atmosfera que debe ser captada desde los códigos lingüísticos que con gran destreza Núñez nos entrega en imágenes visuales, olfativas, kinéstesicas y auditivas, así como a través de los diálogos y acotaciones y en la riqueza de símbolos y metáforas de los objetos presentes en la escena. Nada está puesto al azar. Vale destacar el pequeño detalle de la ensalada y el pollo de la segunda escena el cual a nuestro modo de ver sirve de hilo conductor a la progresión dramática de la obra al mostrar, a través de la comida, la decadencia material y moral que arrastrará a Olvido y Ausencia:
Escuchemos a Olvido al inicio de la obra:
OLVIDO.- Tenemos una pechuga de pollo y ensalada cruda. Me hubiese gustado ponerle chicoria, pero no hay dinero.
Esta situación contrasta con la conversación que se da entre Olvido y Ausencia casi al final de la obra:
OLVIDO.- ¿Cuál es el menú de hoy?
AUSENCIA.- Pastas. Pastas con margarina y queso blanco rallado.
OLVIDO.- Maravilloso. Qué variedad de platos tenemos.
AUSENCIA.- Ayer comimos arroz.
OLVIDO.- Arroz a secas, ni siquiera arroz chino y mucho menos arroz con pollo, sino un flamante y humeante plato de arroz blanco.
EL ARGUMENTO Y EL TEMA:
El argumento de la obra, ya lo dijimos, está inspirado en una situación de la vida cotidiana del autor. Relata la historia de Olvido, una mujer resentida –viuda y madre de dos hijas de edad madura, y tres hijos varones- que sufre una ansiedad crónica por la nostalgia que le produce haber perdido todo lo que significó para ella un símbolo de opulencia y estatus en vida de su esposo Raúl (lujoso apartamento, cuadros de renombre, amistades de famosos, grandes recepciones y banquetes amenizados por la reconocida cantante Chavela Vargas). Como vía de escape a su neurosis Olvido recurre al Lexotanil: tres pastillas diarias al inicio de la historia y más de diez al final.
Esta nostalgia la vive y “re-vive” Olvido en un pequeño y “básico” apartamento con su hija menor Ausencia, desempleada, y tan resentida y ansiosa como la madre pero por motivos distintos que se irán revelando a través de la historia.
A pesar de sus diferencias, que adoptan la forma de malos entendidos y peleas, Olvido y Ausencia encuentran un punto de unión en la vivencia de la angustia que experimentan, punto de unión que llega a su nivel máximo cuando Olvido inicia a su hija Ausencia en el consumo del Lexotanil.
Deseosa de tener un buen pretexto para alejarse de su madre, Ausencia consigue un trabajo, precisamente en un “Sex Shop”, y presionada por las insinuaciones de Olvido declara su condición sexual de lesbiana. Estos nuevos acontecimientos demandan la presencia de Gloria, la hija mayor, brillante y prospera ejecutiva, quien intenta inútilmente poner orden en la vida de su madre y su hermana.
El encuentro sexual extremo de Ausencia con un cliente del “sexshop” da un nuevo giro a esta historia al confesarle ésta a su madre sus prácticas “sicalípticas” y excesos sexuales, lo cual justificará la intensificación de la angustia en ambas mujeres y en consecuencia el incremento en el consumo de Lexotanil, cada vez más escaso.
Olvido decide, con el apoyo de Gloria, poner a salvo “sus pastillas de Lexotanil” usando para ello una Caja Fuerte; la abstinencia a la que es sometida Ausencia precipita su deterioro físico y psíquico -Pierde el trabajo, sufre el abandono de Gilda “Pastelito” (su pareja sentimental) y comienza a consumir alcohol- a la par que se incrementa la perversidad de Ausencia -la madre- al jactarse frente a la hija de su absoluto control sobre las pastillas.
AUSENCIA.- ¡Bastaría con que abrieras esa caja fuerte! Esa maldita caja fuerte. Desde que te la instalaron fue como si una maldición se hubiera posesionado de mí.
OLVIDO.- (CANTURREANDO) No, no, no... Esa cajita no se abre, esa cajita es de la mamá más querida por todos!... Y mamita está feliz porque ya no le roban sus pastillitas.
Ante el intento fallido de Ausencia de abrir la caja fuerte se da un forcejeo entre madre e hija: Olvido enardecida defendiendo sus pastillas, y Ausencia defendiéndose de la agresión física y verbal de su madre; ante la negativa de ésta de “soltarla y abrir la caja fuerte” Ausencia se hace de un cuchillo que entierra en el cuerpo de la madre.
Queda sobreentendido en este final que a continuación de este incidente viene la policía que consigue a Ausencia en estado de shock, lo cual nos lleva a reconstruir lo visto hasta el momento para re-significarlo.
El meta mensaje de esta historia revela una temática polémica que parte del cuestionamiento en el imaginario colectivo de la figura materna como centro nutriente de amor, afecto y protección.
A partir del complejo personaje de Olvido, Núñez nos trastoca el precepto del “amor materno dador de vida”, trasladándolo a polaridades del tipo amor/odio; vida/muerte; eros/thanatos, proponiéndonos así un trasfondo afectivo/existencial que tiene como correlato un encuadre social, parte inevitable en la dramaturgia de este autor, filtrándose un cuestionamiento a una sociedad enferma que genera sistemas familiares disfuncionales con figuras parentales que cuelgan su identidad y autoestima en falsos valores de opulencia y estatus (Caso Olvido) quienes a su vez reproducen personas infelices y neuróticas (Caso Ausencia y Gloria)
ESTRUCTURA DRAMATICA:
En cuanto a la estructura dramática de esta pieza Núñez nos ofrece, una vez más, una arquitectura innovadora, en su búsqueda permanente por retar el discurso dramático. Al respecto Susana Castillo nos dice “…. las exploraciones innovadoras de este autor coinciden, sin premeditación, con las múltiples propuestas del teatro occidental postmodernista, búsqueda esta que lo ha llevado desde la utilización de elementos del absurdo hasta la concepción del "performance," para desembocar finalmente en un teatro irreverente y transformador que gravita sobre conductas deshumanizantes aun por resolver”.
La obra se presenta en un formato “elíptico” comenzando por el final de la historia que sorprende e impacta de entrada al lector/espectador al ver a Ausencia totalmente desolada, en estado de shock, reflejando la alienación e inconsciencia en el que ha transcurrido su vida:
AUSENCIA.- No me pregunte nada! No sé cómo pasó todo esto, ni siquiera estoy consciente de lo que sucedió. No sé nada, no puedo explicarle nada! No sé como sucedió todo esto... todavía no sé si esto en realidad me sucedió a mí. Tenga un poco de compasión... no entiendo nada, no recuerdo nada. No sé por qué estoy aquí, por qué pasó todo esto. No se lo podría explicar, porque yo misma no entiendo cuando comenzó todo... por qué las cosas llegaron a tal extremo... por qué ha pasado todo esto... y por qué tuvo que pasarme a mí. No quiero recordar. No me pregunte nada... no quisiera acordarme de cuándo comenzó todo... ni de nada.
La obra termina en una suerte de doble “final y comienzo” que le da sentido y significado a la escena inicial:
AUSENCIA.- Mamá... mamá... por favor... no te quedes allí... mamá, por lo que más quieres, no estés muerta, mamá... no te quedes allí como muerta... (CON UN HILO DE VOZ) mamá... mamá!
La conexión entre ese “comienzo/final” y ese “final comienzo”, se logra a través de un gran “Flash Back” - recurso que Núñez maneja con absoluta destreza- de 10 dosis como el autor denomina con mucho acierto las escenas de “Tómate una Pepa de Lexotanil”.
EL CONFLICTO:
El conflicto superficial o visible de “Tómate una Pepa de Lexotanil” es sin duda la lucha entre Olvido y Ausencia (Madre e Hija) por la posesión y control de las pastillas de Lexotanil, a partir de una angustia existencial compartida como experiencia que les resulta común pero con motivaciones distintas; este conflicto es “facilitado” por Gloria (Hija Mayor de Olvido) en su condición de miembro proveedor, quien paradójicamente crítica la triste realidad de estas dos mujeres espectrales, que se nos muestran como caricaturas tragi-cómicas.
Sin embargo, cuando nos adentramos en el conflicto profundo de esta obra descubrimos que Olvido -minusválida existencial y afectiva- por razones no explícitas en la historia rechaza a Ausencia (su hija menor) aun antes de ésta nacer descontándola como ser humano digno. Este rechazo marcará entre ellas una relación tóxica sustentada en una simbiosis amor-odio que a través de juegos psicológicos permiten a Olvido justificar y perpetuar su neurosis y perversión, las cuales hereda necesariamente Ausencia en su condición de hija menor, quien hace esfuerzos inútiles por lograr un mínimo de reconocimiento por parte de su madre ¿Pero es que acaso Olvido, que carece de amor hacia sí misma, está en capacidad de darle amor y reconocimiento a Ausencia?
Esta necesidad no satisfecha de amor maternal incondicional por parte de Ausencia sale a la superficie cuando descarga de manera no consciente (accidental dirán algunos) toda la rabia acumulada durante tantos años enterrando un cuchillo en el cuerpo de su madre.
Pero la maldición de la “madre-bruja” trasciende este nivel de conflicto y Ausencia deberá cargar con la culpa ancestral de haber nacido.
LOS PERSONAJES
Los tres personajes de “Tómate una Pepa de Lexotanil”, Olvido, Ausencia y Gloria, por su fuerza dramática y por su psicología profunda merecen un aparte en este análisis.
Los perfiles de estas tres mujeres, delineados de manera válida, coherente y pertinente a la trama abordada, son dignos de ser incluidos en un tratado de psicopatología, lo cual expreso desde mi mayor seriedad profesional. Estas tres mujeres, que se justifican desde el resentimiento, el desarraigo, la alienación y un profundo dolor no consciente, dan a la pieza una fuerte carga de emotividad y dramatismo.
Si bien Ausencia, Olvido y Gloria comparten en común un desorden de personalidad marcado por la neurosis (angustia, resentimiento, obsesiones, adicciones, culpa, depresión, sado-masoquismo, manipulación) un punto que le da particularidad y distingue la cosmovisión de cada una lo constituyen los mecanismos de defensa que utilizan para bregar con su pulsión sexual (erotismo).
Por un lado vemos a Olvido quien desde su represión sexual marcará de principio a fin la trama de la obra asumiendo actitudes tragicómicas, patéticas y hasta grotescas producto de la pulsión erótica que intenta frenar y se le desborda por otros derroteros (Escuchemos a Olvido)
OLVIDO.- (INDIGNADA, OFENDIDA) ¡Cállate! ¿Con quién te crees que estás hablando? ¿Con uno de tus clientes depravados? ¿Con un sádico?! Yo soy una mujer muy respetable y no necesito ninguna de esas vagabunderías!
En cuanto a Gloria en coherencia con su perfil echa mano de dos mecanismos de defensa: la sublimación y la intelectualización, lo cual viene a explicar su comportamiento frío y poco “resonante afectivamente” dando un toque muy científico y profesional a sus perversiones (La escuchamos)
GLORIA.- (FRIA)….. No puedo quedarme más tiempo, tengo cita con el siquiatra. Parece que estoy desarrollando extrañas tendencias incestuosas con mi hijo mayor.
En el caso de Ausencia su sexualidad es expresada a través del mecanismo de defensa del desplazamiento lo cual explica sus excesos sexuales, el fetichismo y el exhibicionismo (Presten atención)
AUSENCIA.- (EXCITADA) Me dio igual, con él, con el vibrador, con Gilda, con las clientes que van a buscar lubricantes... Olvido, desde hace un par de meses no me he detenido... vivo en un permanente estado de excitación, vivo alterada. En cada cliente que llega, veo una posibilidad, y por mi nerviosismo, ellos se dan cuenta, me delato... y termino saliendo a la calle con ellos, lo hago en los carros, en un hotel, en los baños públicos, me voy con todas las mujeres que llegan a la tienda porque ellas ven en mi cara el rostro de la enfermedad, de la lujuria, de mi deseo no satisfecho, y eso las excita...
Interpretamos que al final de la trama Ausencia adopta un mecanismo de introyección lo cual explicaría el deterioro físico y psíquico así como el trágico final que escoge para ella al asesinar a su madre.
AUSENCIA.- (INDEFENSA) Mamá... mamá... por favor... no te quedes allí... mamá, por lo que más quieres, no estés muerta, mamá... no te quedes allí como muerta...(CON UN HILO DE VOZ) mamá... mamá!
Es la primera vez en su vida que Ausencia pronuncia esta palabra.
Miriam Castillo P.
Psicóloga/Dramaturga
Caracas, noviembre 2015
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