jueves, 21 de abril de 2011

La Ardilla Sin Tiempo

En una gran plaza, de una gran ciudad, vivían algunas ardillas y una señora pereza.

Entre las ardillas había una que nunca tenía tiempo, por eso la llamaban “La Ardilla sin Tiempo”

La Ardilla sin Tiempo usaba su tiempo sólo para mirar el cielo a través del telescopio.

-    ¡Vamos a corretear por los árboles y a jugar con los niños!- la invitaban las otras ardillas.
-    ¡No tengo tiempo!- respondía La Ardilla sin Tiempo, y seguía mirando por el telescopio.

Y mientras las otras ardillas y la Señora Pereza tenían tiempo para todo, La Ardilla Sin Tiempo sólo tenía tiempo para una cosa: para mirar por el telescopio.

Después de muchas invitaciones todos se cansaron que La Ardilla sin Tiempo siempre dijera que no, y dejaron de invitarla.

¡La Ardilla sin tiempo se quedó sin amigos, sola con su telescopio!

Una mañana muy fresca y soleada, La Ardilla sin Tiempo se sintió aburrida y decidió darse un paseíto por la plaza para buscar compañía. Pero ¿Quién iba a querer jugar con una ardilla sin tiempo?

El jardinero de la plaza, a quien llamaban El Viejo Sabio, al verla tan sola se le acercó.
-    Hola Ardilla sin Tiempo, ¡Cómo me alegro que hayas salido a tomar el sol!-
-    ¡Ay Viejito Sabio!, allá arriba estoy tan triste y aburrida…Me he quedado muy sola- respondió quejumbrosa la ardilla.
-    ¡Unjú!, Tu has estado mucho tiempo sólo mirando el cielo, y se te ha olvidado que hay otras cosas también importantes- exclamó comprensivo El Viejo Sabio- Mira ardillita, la vida es muy linda, y vale la pena tener tiempo para todo, para todos y para ti.

La ardilla se quedó pensativa mirando la gran plaza; luego, saltando juguetona por entre los árboles, exclamó:
-¡Tienes razón Viejito Sabio!...vale la pena tener tiempo para todos, para todo y para mí.

Y desde aquel día, La Ardilla sin Tiempo tuvo  tiempo:
Para mirar al cielo con su telescopio
Para corretear con las otras ardillas
Para visitar a la Señora Pereza
Para contemplar los árboles
Para contemplar las campanas de la iglesia y sus palomas blanca-grises.
Para jugar con los niños.
M.C.P.

Metáforas de Proyectos de Vida

Autora:Ana Judith Quevedo Barragán/Psicóloga/Bogotá, Colombia

PRIMER PROYECTO: EL HOMBRE PAVO

En su proyecto de vida todo lo quiere hacer gira  sobre sí mismo. Busca convertirse en el eje de todos, todos tienen que alabarlo, estimarlo y servirle, pues se considera el ser más importante del universo. Egoísta y despreocupado de los demás. Las cosas y las personas tienen valor en la medida en que le son útiles para sobresalir.

Como el pavo real, de cabeza pequeña y plumaje exuberante, es el prototipo de la vanidad. Su anhelo es lucir, vive pendiente de su figura,  esclavo de la moda y de las apariencias, narcisista. Guarda la secreta preocupación de llamar la atención de los demás. Es incapaz de entregar el corazón y de experimentar el autentico amor. Sus raíces son la soledad y la tristeza de no poder amar.

SEGUNDO PROYECTO: EL HOMBRE TIGRE

 

Su proyecto de vida se funda en dominar. Es el hombre agrio, hiriente, violento, que va sembrando el dolor y la desolación a su alrededor. La crítica, el chisme, la venganza, si es necesaria, son las armas que emplea para destruir a su enemigo.

No soporta una contradicción o una frustración, responde con ira. Coloca la personalidad en la fuerza física o en la contundencia de los argumentos. En el impera la ley de la selva. Intransigente, dominante, autoritario, celoso, acaparador y posesivo en el campo del amor. Hunde a los otros para sobresalir él. Competidor, envidioso, se entristece con el bien ajeno, no presta favores.

TERCER PROYECTO: EL HOMBRE ESCARABAJO

 

Su proyecto de vida está impulsado por el gozar. Su ideal es el placer por el placer. Tremendamente primitivo y guiado por los instintos. Vive en función de las sensaciones y de la comodidad. Al sacrificio o a lo que lo mortifica responde con el pataleo del niño malcriado .

Su vida instintiva no tiene control ni disciplina de ninguna clase. Amigo de la vida muelle y del confort. Puede convertir el licor, el juego o cualquier otro vicio en los recursos ordinarios de su afán de buen vivir. Para el amor se identifica con la sensación placentera o con la excitación corporal del momento. Busca saciarse enfermizamente en lecturas, conversaciones, chistes, revistas . Es el hombre del " morbo" y del doble sentido.

CUARTO PROYECTO: EL HOMBRE BORREGO

 

Su proyecto de vida consiste en no pensar ni decidir por si mismo, es el hombre masificado y despersonalizado, hecho según moldes sociales. Dependiente de las personas y del ambiente, cede sin resistencia a los estímulos de la propaganda y se amolda fielmente al pensar, desear y vivir del medio: "donde va Vicente, donde va la gente". Elige sin criterio personal. Al escoger trabajo, profesión, sigue el gusto de sus padres, de sus amigos o de la moda. No soporta estar solo un momento. Su ley es seguir a la mayoría y en rebaño va donde lo llevan.

QUINTO PROYECTO: EL HOMBRE MARIPOSA

 

Su proyecto de vida se define como un rotundo no al compromiso. Como la mariposa, va tras de lo que luce un momento. Vuela de flor en flor en busca de miel para cada situación pero la abandona rápidamente. Inconstante, superficial, no echa raíces, novelero, cambia de ideas, de trabajo, de carrera, de amigos, de valores, de novias como la veleta, con el viento. Entusiasta en los comienzos, enseguida cede al esfuerzo, a la rutina o al compromiso.

Es el hombre que no opina, que no sale en defensa de los derechos de nadie, que no separa a los que pelean, que nunca se siente aludido cuando piden colaboración. Para él todo eso es complicación. Es el "ciudadano Pilatos" que se lava las manos a la hora de los problemas. Es el testigo que en momento de declarar la verdad calla cobardemente o el juez que pretende hacer justicia con componendas inútiles.

SEXTO PROYECTO: EL HOMBRE CARACOL

 

Su proyecto de vida es vivir encerrado sobre sí mismo. Desea que no lo molesten y con su concha se protege de todo lo externo a él. Marcadamente asocial, la vida de los demás le importa poco. Se puede estar hundiendo el mundo y él como si nada. Su paz, su comodidad y sus intereses personales están por encima de todo.

Es el que dice frecuentemente: "allá cada cual con su problema; a mí que me dejen en paz", o el que coloca en la puerta de su habitación el rotulo de ocupado. Su aislamiento lo disimula con la lectura o con alguna otra actividad solitaria. Cobarde para enfrentar los problemas, se envuelve en sus caparazón en espera de que éstos se alejen. Dado a todo tipo de evasiones.

SÉPTIMO PROYECTO: EL HOMBRE ZÁNGANO


Su proyecto de vida consiste en vivir sin trabajar. Lo domina la ley del menor esfuerzo. Ve la forma de aprovecharse de los demás para vivir de "gorra". A la puerta del colegio o de la universidad y con una disculpa en los labios al compañero incauto espera para copiar sus tareas.

El hombre parásito que no produce nada y que vive a costa del esfuerzo y del trabajo de los demás. En el estudio repite mecánicamente, como una grabadora, lo que dicen los libros o el profesor. El que anhela vivir de las rentas. El hijo de "papi". El que se sorprende frecuentemente con este pensamiento: " mis padres trabajaron tanto, que yo nací cansado". El perezoso, desprogramado y perdedor del tiempo.

OCTAVO PROYECTO: EL HOMBRE PULPO

Su proyecto de vida se mueve por la búsqueda del poder. Como el pulpo, con sus tentáculos va atrapando lugares estratégicos y personas claves. Para ganar poder utiliza o manipula a las personas. Traiciona a los de abajo o a sus compañeros con tal de ganarse el aprecio de sus superiores. Interesado, se arrima a la mejor sombra, pero no repara en abandonarla cuando encuentra otra superior. Su amistad no es más que un disfraz para alcanzar los secretos e intereses personales. Recurre a la hipocresía, al soborno y al chantaje.

No se sitúa en el grupo que más le convence, sino en el que más le conviene. Cambia de camisa o de color como el camaleón. Es oportunista, "cepillero", calculador, "lagarto" sagaz y amigo de las influencias y de las "corbatas". Celoso de mantener privilegio y defensor acérrimo de las leyes, a las que interpreta y acomoda a su antojo, aun cuando éstas atenten contra los derechos fundamentales de la mayoría.

NOVENO PROYECTO: EL HOMBRE ERIZO

 

Su proyecto de vida se apoya sobre un principio mil veces repetido: la vida no tiene sentido. La existencia la arrastra con pesadez, pues de antemano sabe que no vale la pena vivirla. Negativo y pesimista ve siempre el lado malo de la realidad, quejumbroso, vive comparándose con los demás para concluir que su vida es la más desgraciada.

Como el erizo, para todo saca sus espinas como el mejor mecanismo de defender su encastillamiento. Ve enemigos por todas partes. En cada palabra o gesto descubre un doble sentido que inmediatamente se apropia. Resentido, desconfiado, se aleja sistemáticamente de sus semejantes, con morbosa satisfacción colecciona sagradamente los agravios recibidos y con rencor trama la venganza o el desquite. Su conciencia se ve envuelta en prejuicios, discriminaciones y barreras que lo separan de los demás. Es dado a la agresividad y a las explosiones violentas.

DÉCIMO PROYECTO: EL HOMBRE RICO McPATO

 

Su proyecto de vida gira en torno al dinero, como hoy existe verdadera obsesión por el dinero, el hombre Rico MacPato presenta una gran variedad de caras. Una de ellas es la de hombre que solo piensa en enriquecerse y en atesorar. El dinero es su ideal supremo. No concibe la actividad o relación humana que no haya de ser lucrativa. Paga salarios de hambre y al trabajador lo trata peor que a un animal o a una maquina.

Su corazón está metalizado y solamente vive y piensa en función del dinero. Amigo de los lujos y de los derroches innecesarios, despilfarra en viajes, en un estilo de vida suntuoso, que refuerza su imagen de poderoso y de rico. Tiene una visión individualista del sistema social. Para él la propiedad privada es un derecho divino, absoluto o inalienable. Mira con desconfianza y desprecio a los empobrecidos, que en cualquier momento, podrían constituirse en los más peligrosos enemigos de su fortuna. Con visión ingenua califica la riqueza como el trofeo de una inteligencia audaz o de una personalidad trabajadora, y a la pobreza como hija del vicio , la pereza o a la mala administración.